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“Maestría en mediocridad”, por Xavi García

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“La mediocridad es el peor enemigo de la prosperidad” (Henry Ford)

(Escrito en Enero de 2011)
Hoy mi entrenamiento ha durado 10 minutos. He decidido terminarlo porque no quiero permitir que mis jugadores vean la mediocridad como un lugar donde “vivir”.A cambio, he decidido dedicar el tiempo que tenia previsto para entrenar, a escribir desde “la trinchera” del baloncesto, la tierra de la infantería y la lucha cuerpo a cuerpo para abrirse camino, que es donde estamos la mayoría de mortales…

He aquí uno de los grandes límites con los que están creciendo nuestros jóvenes jugadores y entrenadores. La creencia de que “si te esfuerzas al máximo puedes estar satisfecho”. Esa creencia está instalada porque frecuentemente el jugador no está predispuesto a dar ese máximo. Muchas veces el entrenador supera en motivación al jugador (es un punto que debes preguntarte YA en tu equipo. Eso no es ni bueno ni malo, es un simple diagnóstico). Tu llegas al entrenamiento con ilusión y con ideas para trabajar, para que mejoren… y luego te encuentras con que primero has de “luchar” contra ellos para que “quieran entrenar de verdad”… si nos dejamos llevar por esta circunstancia como entrenadores, llegaremos a dar por bueno ese nivel de esfuerzo máximo…. si lo conseguimos!
Mi opinión es que, en realidad, dicho límite (esfuerzo máximo) debería ser el inferior, no el superior. Es decir, desde dar el máximo es posible crecer en calidad. El entrenador no debe hacer de “policía” por sistema, en el sentido de velar por la intensidad, esfuerzo, etc…, sino que entonces puede hacer de entrenador realmente.

Para todo esta problemática es clave el aspecto mental. Ahí es donde debemos crecer los entrenadores! Es un terreno donde explorar tanto! Ahora quiero ofreceros unas pinceladas sobre liderarse a sí mismo en este terreno de trinchera…

La pregunta es: ¿realmente disfrutamos como entrenadores en esa contradicción y esa lucha?
Muchas veces en esa lucha el jugador desarrolla una habilidad para quedarse a medio camino, ni es merecedor de ser expulsado, castigado, ni realmente se implica de verdad, simplemente está ahí, desarrollando lo que yo le llamo la maestria en la mediocridad; es decir hace lo justo para “sobrevivir” en su entorno, en lugar de buscar la excelencia (¿para qué?). ¿Queremos ser arrastrados a ese campo? Yo no. Es necesario entonces rediseñar estrategias, cambiar objetivos, no rendirse, hacer lo que sea necesario, no para cambiarles a ellos, sino para no ser arrastrado. Esa es la elección. Es seguir experimentando, formándote, pensando cómo mejorar esa realidad! Si tú aspiras a ser mejor entrenador no puedes depender de otros! Aprovecha las dificultades para buscar oporunidades de cambio, de mejora. Sé creativo, arriesgate, falla, acierta, prueba, vive como entrenador!

La forma en que hacemos las pequeñas cosas, marca la forma en que hacemos todas las cosas. Si un jugador (que se supone que entrena porque le gusta!) no está dispuesto a dar el máximo en un entreno, como va afrontará las dificultades y retos de la vida? Hay que hacerles ver esto. Yo siempre intento extrapolar lo que pasa en el baloncesto con las vidas de los chicos. Todo lo que haces tiene consecuencias. Si en la vida juegas a ser mediocre, a solo dar el máximo cuando estás amenazado por algo, nunca vas a ser lo que podrías ser. Hay que hacerles ver que el basket es una oportunidad para aprender sobre ellos mismos y para aprender sobre lo que realmente quieren en la vida. Que entiendan eso es más importante que ganar un partido o hacer un entreno “porque está programado”. Si no estás preparado para entrenar no entrenas, si no estás preparado para un examen no apruebas.¿ Qué quieres en la vida, un 5, un 6 un 7… un 10? Date cuenta de que como entrenas hoy da respuesta a esa nota. No te engañes. Es así.

¿Como motivar a los jugadores? Es una pregunta trampa. La motivación proviene del interior, básicamente de tres ámbitos: Quien soy, a qué pertenezco y en quien me quiero convertir. EL entrenador puede (y debe) utilizar herramientas y técnicas para conectar al jugador con estos tres ámbitos. Por ejemplo, reforzar el concepto de equipo para incidir en la pertenencia, o dar un refuerzo positivo para incidir en el “quien soy”. O por ejemplo escribir este artículo para tocar al jugador y al entrenador para que reflexione “en quien me estoy convirtiendo”. Pero la responsabilidad última sobre la motivación es de uno mismo.

Así pues, no confundamos motivar con conseguir que el jugador llegue al mínimo (es decir, al esfuerzo máximo). No hay medias tintas. Si los actos del jugador demuestran que se quiere converir en mediocre, muestraselo, y a ver qué quiere hacer con ello! Te puedes encontrar con que este simple hecho les haga cambiar de objetivo… o no. Pero no te permitas estar en la mediocridad (a menos que eso sea lo que quieres).

“Todos los días la vida te ofrece oportunidades. Tu destino quedará finalmente definido por como respondas a ellas” (R. Sharma)

Xavi García

Entrenador Superior de Baloncesto

 

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