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“¿Qué tengo que hacer para saber jugar al baloncesto?”, por Eduardo Burgos

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Érase una vez un niño pequeño que todas las tardes veía jugar a unos chicos a baloncesto en el parque de su ciudad, siempre que pasaba por allí se quedaba mirando embelesado como jugaban los chicos y le parecía mágico como metían la pelota con la que jugaban en las canastas colocadas, que por cierto le parecían altísimas.

El niño que normalmente iba acompañado por su padre al parque, le dijo que quería aprender a jugar a baloncesto. Su padre no era demasiado deportista, pero si tenía interés en que su hijo lo fuera, el padre pensó que lo mejor que podían hacer era pedirle consejo al jugador que más fama tenía de entre los que jugaban en el parque, pero quiso su hijo tomara protagonismo y fuera el que le hiciese las preguntas al entre comillas jugador estrella del parque del barrio.

El niño con toda la inocencia del mundo le preguntó, ¿qué debo hacer para aprender a jugar al baloncesto tan bien como tú? y el jugador le contestó, lo primero que debes hacer es aprender a tirar, pasar y botar.

El niño que estaba en la típica etapa del “por qué”, le preguntó que esas tres cosas para que le servirían y la respuesta del jugador fue, “mira chaval el secreto de este deporte es meter más canastas que el contrario, así que si tiras muchas veces y mejoras tu puntería además de divertirte posiblemente en el futuro ganarás muchos partidos“. ¡Ah qué bien! contestó el pequeño. Pero ¿y botar para que me servirá?, el jugador estrella ufano por lo importante que se sentía acaparando la atención del niño, le dijo: “El campo es muy grande y botando puedes avanzar y además si un rival se pone delante lo podrás esquivar si consigues aprender a botar y cambiar de dirección cuando botes”, ¡estupendo practicaré el bote con mi padre y mis amigos! Pero por favor lo último que me dijiste que era pasar, ¿para qué me servirá?, y el jugador le contestó, me acabas de decir que irás a practicar el bote con tus amigos ¿no?, pues ahí encontrarás la respuesta “porque este es un deporte de equipo y hay que compartir el balón con tus compañeros y para ello hay que pasarles el balón, además si os pasáis el balón llegaréis antes a la canasta contraria que si sólo vais botando“. ¡Muchas gracias!, creo que con tus consejos ya podré jugar al baloncesto con mis amigos.

Pasó un tiempo y este niño intentó practicar el tiro, el pase y el bote con sus amigos, su padre a pesar de su ignorancia deportiva se compró un manual de baloncesto e intentaba cada tarde ayudar y enseñar a unos cuantos niños de la edad de su hijo en el parque y cuando podía les organizaba partidos contra otros niños de su edad. Pero no conseguían ganar casi nunca y le costaba organizar que se colocaran en el campo de una forma lógica, iban todos detrás del balón, había mucha aglomeración y el notaba que algo faltaba, pero no sabía muy bien qué, así que decidió consultar con un amigo suyo que estaba jubilado pero que había sido entrenador en colegios y clubes federados.

¿Qué tengo que hacer para que mis chavales se organicen y sepan colocarse en el campo? Y el viejo pero sabio entrenador le contestó: “Lo primero es ocupar bien los espacios del campo, estar abiertos y no estar pegados unos a otros, y además que sepan moverse sin balón (no sólo botando, pasando y tirando)” y ¿cómo puedo conseguir eso? , hay que enseñarlos a que observen a su defensor y los huecos que hay entre los defensores, pero “como primera medida te propongo que cada vez que un jugador pase a un compañero se cruce al lado contrario y al mismo tiempo que un compañero le reemplace y ocupe el espacio que deja libre cuando se inicia el cruce, eso se llama pasar, cortar y reemplazar”. Practicarlo un tiempo y ya me cuentas.

El padre-entrenador al que cada vez le entusiasmaba más el juego, no cesó de entrenar los consejos del viejo entrenador y empezaba a estar cada vez mas contento porque los niños se apelotonaban menos y daban una sensación muy distinta. Sin embargo, aunque habían mejorado aún no conseguían ganar a casi nadie y le daba vueltas a la cabeza de qué cosas les faltaban para dar ese paso adelante que se necesitaba. Además, les metían demasiadas canastas y les costaba tener el balón en su poder, así que comenzó a obsesionarse de cómo lograr hacer eso, es decir tener más veces el balón en su poder que el rival.

Como era muy observador se fijaba mucho en los rivales y también en cada partido que veía en la televisión y se dio cuenta que se hacía mucho énfasis en la palabra defensa, se dio cuenta que había dedicado casi todo el tiempo a que los niños se colocaran y atacaran mejor pero muy poco a que defendieran y decidió consultar de nuevo con el viejo entrenador para que le orientase al respecto.

¿Profe que puedo hacer para tener más veces el balón en nuestro poder y defender mejor? Al viejo profesor le gustó mucho esta pregunta porque era un fanático de la defensa y su respuesta fue: “Hay tres maneras fundamentales para que tengáis más posesiones que el rival, la primera es coger los rebotes cuando tiren y fallen (practicar cerrar el rebote), la segunda es robar balones (practicar mucho 1c1 con balón y la tercera es provocar errores de pase al rival (defender de forma anticipada al posible receptor del balón y cuando corten a canasta)”. 

Dicho y hecho, los chavales trabajaron cada tarde en el parque siguiendo los consejos del viejo profesor y la mejoría se hizo palpable empezaron a ganar partidos a los niños de su edad y la mejoría cada vez iba en aumento. Ya parecían un equipo de baloncesto y disfrutaban de lo lindo jugando.

Pero el niño protagonista de nuestra historia que era muy inconformista y siempre tenía ganas de aprender nuevas cosas, un día le preguntó al padre ¿papá que es un bloqueo? El padre se sintió un poco atrapado y medio en fuera de juego, pero se fijó durante varias semanas en los partidos de televisión y se dio cuenta de que los jugadores atacantes se interponían en el camino de un defensor distinto al suyo y dejaban libre a un atacante, pero no terminaba de cogerle la onda a aquello, pero su confidente “el viejo profesor” siempre estaba allí y de nuevo le volvió a echar una mano. “Mira lo que has observado se llama bloqueo, pero enseña a tus jugadores que se puede hacer al jugador que lleva el balón (se llama bloqueo directo) o al jugador que no lleva balón (se llama bloqueo indirecto)” y la mejor manera de entrenarlo es que enseñes a tus chicos el concepto de “tras pasar ir a bloquear”.

La historia continuó en el parque y al cabo de los años, metiendo otras curiosidades y conceptos hasta que nuestro padre fue entrenador destacado, ese grupo de niños creció y progresó y nuestro niño se convirtió en un adolescente, más tarde llegó a senior y era la nueva estrella del parque, un día un niño pequeño se le acercó y le preguntó, ¿Qué tengo que hacer para jugar igual de bien que tú a baloncesto?

Eduardo Burgos

Entrenador Superior de Baloncesto

Director del Blog de baloncesto Viveelbasket

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