Inicio Noticias “Confesiones de un entrenador veterano que sigue teniendo mono”, por Eduardo Burgos

“Confesiones de un entrenador veterano que sigue teniendo mono”, por Eduardo Burgos

0

Hoy me he levantado nostálgico, es sábado y normalmente junto al domingo días de competición, hacía tiempo que no añoraba tanto ese gusanillo y esa adrenalina propia del día de partido, esos momentos previos en los inicios del choque que siempre a pesar del paso de los años y de mi experiencia me suelen poner nervioso, ese momento de soledad en el banquillo mientras los jugador@s calientan, ese repaso último al plan de partido, el mensaje final que quieres inculcarles antes del salto entre dos, etc, se me han venido a la cabeza.

Tengo que deciros que cuando empecé a entrenar siempre decía a mi mujer y a mis amigos que iba a estar en los banquillos hasta que tuviera unos 45 años, ¡pobre iluso!, cuando pienso que estoy próximo a cumplir 67 años y todavía tengo añoranza y ganar de entrenar.
Intento matar el tiempo y salir de este “mono” viendo todos los partidos que puedo de forma presencial y por TV, viendo entrenar a algunos amigos y escribiendo de baloncesto en este blog, pero si soy sincero debo reconocer que sigo echando de menos estar en una cancha de juego.
Eso es lo que me dice el corazón pero otra cosa es lo que me dice la cabeza y mi mujer, he pasado por tres trombosis y ella prefiere que esté tranquilo y no me complique la vida, porque sabe que cuando me comprometo a estar dirigiendo a un equipo me entrego en cuerpo y alma, que en el banquillo se sufre, que las pulsaciones se ponen a mil y con mi carácter y personalidad lo voy a vivir en cuerpo y alma y no me voy a limitar lo mas mínimo, nunca he sido en el banquillo un entrenador con frialdad pasmosa sino todo lo contrario pasional y vehemente, eso sí intentando controlar mis emociones para tomar las mejores decisiones y no dejarme llevar por la tensión habitual que se genera.
Es curioso que en enero del 2016 me retiré públicamente de mi etapa como entrenador, estaba totalmente decidido a no volver, pero como les pasa a los toreros que nunca se cortan la coleta, sin comerlo ni beberlo me vi de nuevo inmerso en lo que tanto me gusta. El culpable de ello fue mi amigo Fran de Larriva, que insistió una y otra vez para que le echara una mano de segundo con su equipo de niñas por aquel entonces infantil femenino, recuerdo que un poco a regañadientes empecé a acompañarle un día a la semana y hacía trabajo específico con los pívots, luego me encargaba hacer algunas ruedas de tiro y contraataque y de ahí me fui integrando con las niñas en otros aspectos del juego. Fran y sus niñas me contagiaron su espíritu e hicieron que me ilusionara de nuevo entrenando aunque fuera como segundo entrenador.
Nunca había ejercido como segundo entrenador en mi vida, también eso fue una experiencia nueva para mí traté de ayudar en todo lo que se me pedía intentando no inmiscuirme lo mas mínimo en cualquier decisión del primer entrenador, fidelidad máxima y seguir siempre sus instrucciones eso sí aportando mi granito de arena, mi experiencia y mis puntos de vista. Lo mismo que traté de realizar la temporada pasada ayudando a Nando de Torrres con sus niñas y a Luis Requena con su equipo de primera nacional masculina, aunque este me encargó de planificar en cada sesión ejercicios de tiro y finalizaciones.
Mi vuelta como primer entrenador fue sin esperarlo a mediados de la temporada pasada en la que se me llamó para hacerme cargo del equipo femenino de Maristas de Primera Nacional, no es fácil coger un equipo a mitad de temporada, reconducirlo e inculcarle tu forma de ver el baloncesto, pero tengo que decir que durante tres meses disfruté de un grupo de chicas que en todo momento intentaron dar lo mejor de si mismas y trabajaron con una profesionalidad que muchos quisieran, llegamos a jugar la Final Four de la categoría y me devolvieron la ilusión que nunca perdí pero que estaba escondida.
Me hubiera gustado seguir entrenando pero por una u otra causa no se han dado las circunstancias debidas, he tenido alguna oferta pero no me han llenado del todo, no se trata tampoco de entrenar por entrenar, a mi edad el tema económico no es lo mas importante, pero si que al menos me gustaría que sea un equipo con cierta organización, que los jugadores deseen crecer y mejorar en todo momento, que disponga de buenas instalaciones y que tenga posibilidad de competir y luchar por estar en la zona noble.
Sigo teniendo nostalgia para que os voy a mentir, mi mujer me dice que soy un loco del baloncesto sin remedio y lo peor es que le tengo que dar la razón, no sé si he hecho bien en escribir esto de forma pública, pero por unos minutos me he desahogado un poco y me he confesado con ustedes. ¿No debería de haber estado mejor callado?

Eduardo Burgos

Entrenador Superior de Baloncesto

Director del Blog de baloncesto Viveelbasket

ARTÍCULOS SIMILARES