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“El abandono defensivo”, por Lluís Riera

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En las etapas formativas se enseña a los pequeños jugadores “a defender al suyo”, es decir a no perder a su atacante de vista y a coger la responsabilidad en caso que éste anote. No quiero en este artículo entrar a discutir si esta tradición de enseñanza defensiva es correcta o no lo es, o si se debería enseñar al jugador a controlar más el balón más que a su propio hombre. Lo que si es cierto es que a medida que avanzan las etapas, al jugador se le enseña a controlar los dos factores que pueden influir más en su defensa: su hombre y el balón. Es por esto que se exige que el jugador sea capaz de ver al mismo tiempo a su hombre y al balón.

Una de las críticas que quiero hacer en este artículo que ya expresé en el artículo de “El juego de las miradas” es que es imposible ver a ambas cosas al mismo tiempo y que la información de ambas le llegue 100% al jugador ¿O es que una persona va mirando al horizonte cuando camina por la calle o por la montaña con el fin de ver todo lo que pasa a su lado? Esto no es así de ninguna manera, sino que las personas nos vamos fijando en las cosas que nos rodean focalizando la mirada completamente hacia ellas sin que, al mismo tiempo, perdamos el control de lo que sucede alrededor.

Al igual que el ejemplo anterior, no se debe exigir al jugador mirar siempre entre el balón y su hombre porque este será incapaz de interpretar la información que le llega de ambas de manera completa. Sí que es verdad que en ciertos momentos de calma en el juego, cosa que sucede pocas o ninguna en una posesión, el jugador puede mirar entre medio de las dos, pero realmente éste debe focalizar no solamente en el balón o su hombre sino en las otras variables que existen en la pista como sus compañeros o sus adversarios. Es  verdad que el jugador debe mirar al balón cuando este realmente aporte una información significativa para él y luego volver a la posición neutral (visión marginal) sin tener que girar otra vez la cabeza completamente a su hombre ya que esto es demasiado lento. Y viceversa, el jugador debe mirar a su hombre cuando este le obligue a tomar una decisión al respecto

Vamos a poner un ejemplo clarificador. Imaginamos que estamos defendiendo un jugador que va a recibir. Momentos antes que el jugador realice el pase es bueno ver los ojos del atacante con balón ya que de esta manera sabremos cuáles son sus intenciones hasta el momento que el balón va por el aire y evaluar si es conveniente ir a robar o no. Asimismo, si el propio del defensor hace una puerta atrás es perfecto dejar de mirar al balón y controlar el propio jugador para volver a recuperar una posición defensiva correcta.

En base a estas ideas se basa la acción de ABANDONO DEFENSIVO. El jugador que está defendiendo a un jugador sin el balón, por un momento decide abandonar completamente a su hombre para obtener una clara ventaja con respecto al balón. Hay dos exigencias de esta acción. La primera, el jugador con balón no le debe ver ya que debe ser una sorpresa para éste y que sea incapaz de producir una acción de ventaja a partir de esta. La segunda, no debe proporcionar al hombre que está defendiendo una ventaja insalvable. Y tercera, que la distancia que pierda sea fácilmente recuperable por él o por un compañero.

Hay tres momentos idóneos para abandonar a un jugador sin balón y atacar el balón:

  • En transición defensiva, especialmente ayudándose de las líneas de media pista y la banda, saltar desde un hombre a atacar el balón para hacer un 2×1. La situación idónea es cuando el atacante está por detrás del balón, cuando el atacante del balón reversa y pierde por un momento de vista al juego, de frente cuando el atacante está muy lejos o bien cuando el atacante pasa muy cerca del balón.
  • Cuando el jugador con balón penetrando o estando dentro de la pintura usa el cambio de mano por la espalda o el reverso por lo que hay un momento que este deja de mirar delante para buscar el balón o ponerse de espaldas.
  • Cuando un atacante y, por consiguiente, su respectivo defensor pasa muy cerca del balón, este por sorpresa puede saltar a tocar el balón e incluso a hacer un trap. Una opción puede ser en un hand-off o bien el balón está en la prolongación de tiro libre, un jugador corta a la misma esquina.

En el siguiente video hay unos ejemplos de cada uno de ellos para clarificar las situaciones:

https://www.youtube.com/watch?v=eVvaLcgQ6F8&feature=emb_title

Finalmente añadir que aunque hay algunos jugadores que este tipo de acciones les sale de manera natural (como puede ser Tomas Bellas, Jaime Fernández o Luke Sikma) estas ideas pueden formar parte de nuestro trabajo defensivo. Los jugadores pueden aprender a aprovecharse de una situación concreta para obtener una ventaja sin apenas riesgo alguno.

Lluís Riera

Entrenador asistente del Zenit San Petersburgo (Rusia)

Director del portal basketanalisis.wordpress.com

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