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“El puesto de base”, por Javier Huertas

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El puesto de base, me da igual lo que otros digan, es la posición más difícil. Personalmente creo que las posiciones en el campo cosifican a los jugadores y no deben ser estrictas, como predica la vieja escuela. Sin embargo, entiendo que en la mayoría de los casos hay que centrarse en las potencialidades de un jugador determinado y explotarlas. Aprender a jugar de base supone un paso más allá que aprender a jugar en otra posición. Es un rol de responsabilidad extrema con lo que pasa en el campo y requiere un proceso de formación largo y para algunos, no para mí, puede resultar tedioso. Los fundamentos técnicos de bote, pase y tiro, la preparación física y otros aspectos son importantísimos, pero si actúan en sinergia  con el desarrollo del conocimiento de cómo jugar baloncesto el impacto sobre el juego y sobre el equipo es total.

¿Qué dominan los buenos bases?

- Estudian y conocen a sus compañeros. Entienden dónde son peligrosos, entienden dónde están cómodos o incomodos jugando, entienden las situaciones que el entrenador quiere para ellos. Familiarízate con sus velocidades, con sus movimientos sin balón pero también entiéndelos psicológicamente. El base los “alimenta” para que ellos simplemente hagan lo que mejor saben hacer como puede ser un tiro abierto, una continuación de un bloqueo, un contraataque…

- “Ser el entrenador en la pista”. Nunca nadie me ha explicado el significado de esto, entiendo que consiste en transmitir información al resto de jugadores, en mandar y ordenar el ataque, en ordenar cambios defensivos y llevar a cabo lo que el entrenador tiene en mente como objetivo común.

- Hacer sentir a los compañeros que son importantes, que se apoyen en ti como base si necesitan “encontrarse”, que sientan que estás trabajando para ellos, que sientan que estás pensando en ellos. Comunicación es la palabra. Entendimiento. Diálogo. Si obtienes su confianza, ellos matarán por ti, eso da victorias, forma buenos equipos.

- Ausencia de egoísmo. Un base debe ser un arma ofensiva capaz de anotar. A más capacidad anotadora, más facilidad para centrar la atención en él y poder dividir las defensas, mover las ayudas y obtener una buena ventaja, generar tiros abiertos, etc…. Un base que no encesta desde fuera o un base que no es buen penetrador facilita mucho la defensa sobre los demás jugadores en campo y dificulta el trabajo en esta posición. Se trata de dominar el 2×1 o poner el balón en situaciones donde tus compañeros tengan un 2×1 claro. Para esto es primordial la táctica y la técnica del pase: los cómo, dónde, cuándo y por qué de un pase. No ser egoísta es vital para el equipo y el base en ocasiones tiene que sacrificar sus puntos para propiciar buenos tiros para sus compañeros y un buen equilibrio de todos ellos en el trabajo ofensivo. No olvidemos que hay una delgada línea entre botar demasiado porque no encuentras buenas líneas de pase y pasar por pasar. La gente inteligente entiende esto. Al menos, así lo veo yo.

- Entender el ritmo que beneficia al equipo en función de muchas cosas, como marcador, tiempo, bonus… Todos los jugadores deberían controlar esto pero es el base el motor de arranque de decisiones como jugar lento, jugar rápido, jugar interior…Una vez más hay una delgada línea entre no precipitarse y ser agresivos para matar un partido.

- Liderazgo defensivo. El comportamiento del base, defendiendo al base contrario, es de un impacto total sobre la actitud defensiva del equipo. La mayoría de las defensas  parten de la presión al balón.  La presión al balón a campo abierto es el trabajo defensivo más duro que existe y un mensaje a tus compañeros de equipo; “me estoy dejando el culo aquí, ¿qué vas a hacer tú?”.

Javier Huertas: @bball4real1

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